Villanueva de Duero es un pequeño pueblo castellano que está muy cerca de Valladolid, de Tordesillas, de Rueda, de Medina del Campo, de Olmedo... justo en la confluencia del río Adaja con el río Duero, el río del vino. Tierra de pinares y sobre todo... de verdejo.
Gran parte de sus tierras de labor, salvo su fértil vega y sus pinares, son las que antaño desechaba el agricultor para el cereal y que sólo servían para viñedo. Hoy... un tesoro.
Marcadamente continental, por su altitud de 694m sobre el nivel del mar. Esto plantea inviernos largos y muy fríos, primaveras cortas con heladas tardías, veranos secos y calurosos y lluvias normalmente escasas entre 300 y 500 litros anuales.
La marcada diferencia de temperatura entre el día y la noche ralentiza la maduración de la uva y es el secreto del equilibrio entre acidez y azúcar de los vinos de la zona.
Tierra parda, de textura entre arenosa y limosa, ricas en calcio, magnesio y de fácil laboreo.
El pH oscila entre el 7 y el 8 y tiene un estrato pedregoso que aporta una buena aireación y drenaje.
Estos suelos cascajosos, típicos de la zona, absorben el calor del día y protegen a la planta durante las frías noches.
Variedad:
En esta ocasión, nos dejamos llevar por la corriente vertiginosa de la Verdejo y planteamos un varietal 100%. Sin duda nuestro espíritu alquimista, entre curioso y potajón, nos llevará a otras variedades relegadas por la reina verdejera, como la Viura, la Palomino, o la leonesa Prieto picudo, que hizo sus pinitos en la zona.
Vendimia:
Mecánica y nocturna, para procurar una rápida puesta en bodega y una temperatura que garantice el perfecto estado de la uva. A finales de Septiembre, con una ligera sobre maduración, una acidez un poco elevada y un buen estado sanitario, todo auguraba un buen vino, con un porcentaje de alcohol probable alto y una buena evolución varietal.
Elaboración:
El potencial de la materia prima, requería un cuidado especial. Un prensado ligero, maceración en frío, una fermentación controlada y una crianza sobre lías finas, dieron como resultado un verdejo extraordinario, a la altura de los mejores.
Crianza:
La ocasión no se podía dejar pasar y continuar la crianza sobre lías en madera , era tentador para ver la evolución de este gran vino. En el mes de Enero, guardamos 500 litros en "La Lucera", nuestra mejor barrica, al menos, la más grande, durante cinco meses . Roble francés de segundo año para que el impacto de la madera no fuera muy agresivo, y el resultado es este que os presentamos... Un vino Fantástico que esperemos os guste.
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